Cuando la literatura enseña sobre ecología y humanidad: Gonzalo Moure

El escritor valenciano Gonzalo Moure Trenor, dedicado a la literatura infantil y juvenil, ha destaca en su trayectoria por su capacidad para mezclar la magia y la ecología con total sutileza.

 

La literatura es un campo que puede ser de lo más fructífero y constructivo. Desde pequeños, leemos para descubrir nuevas historias, conocer mundos de ensueño y, sobre todo, para aprender y crecer tanto a nivel de conocimientos como personal. Las letras sobre papel pueden transmitir muchísimo, desde mensajes concienciadores hasta historias de lo más cautivadoras.

En el panorama español contamos con muchas plumas de gran calibre, pero en los últimos años hay una que ha brillado con mucha fuerza en el campo de la literatura infantil y juvenil. Su nombre es Gonzalo Moure Trenor, su tierra es Valencia y su pasión son las letras orientadas a los más jóvenes de casa.

 

Este escritor, que cuenta con décadas de experiencia contando relatos de toda clase, ha publicado más de 25 libros desde que comenzó a dedicarse a la escritura. Nacido allá por los años 50 en la mediterránea Valencia, sus obras le han hecho ser el merecedor de premios como El Barco de Vapor en 1995, el Gran Angular en 2003 o incluso el Premio Cervantes Chico en 2017.

 

Fantasía con mensaje, la firma de Moure

 

Una de las mayores particularidades de Moure, además de usar siempre un lenguaje claro y directo para calar bien en los lectores más jóvenes, es su capacidad para mezclar elementos de forma totalmente natural. Mezcla componentes reales con la magia y la fantasía, pero, a su vez, aprovecha el contexto para lanzar mensajes y planteamientos humanitarios y ecologistas.

 

Con esa combinación, siempre logra dejar una huella en el lector que, atraído por su forma de escribir tan fácil de entender, tarda muy poco en detectar el mensaje e interiorizarlo. Y todo mientras disfruta de una historia que poco a poco lo va envolviendo hasta tenerlo totalmente enredado en sus personajes y acontecimientos.

 

El reflejo de sus obras

 

Libros como “Maíto Panduro” muestran perfectamente el estilo que hace de seña de identidad de Gonzalo Moure. En este se narra la historia de un pequeño gitano que, debido a que es analfabeto, tiene que comunicarse con su padre preso mediante el uso de imágenes. Una bonita historia de amor paternofilial que lanza una dura crítica social al mismo tiempo reflejando uno de tantos problemas que se pueden ver incluso en España.

 

A pesar de su claridad y su cierto toque clásico, Moure también ha experimentado a la hora de construir su narrativa con dos voces independientes en una misma obra, como es el caso de “El Síndrome de Mozart”. En este libro, además de manejar la sensibilidad de los protagonistas y los narradores, aprovecha para reflejar el típico conflicto entre padres e hijos que rondan la adolescencia.

 

Es precisamente en ese mismo libro en el que combina las dos perspectivas de la narrativa que, a su vez, logra reforzar el mensaje que se quiere transmitir en todo momento, lanzando al lector la pregunta sobre quién es la persona realmente diferente en la historia.

 

Moure en el presente

 

Su trayectoria ha estado repleta de grandes obras, y los últimos libros que ha publicado han sido “Soy un caballo”, “Tuva” y “La noche del Risón”. Marcan la etapa más reciente de su trayectoria, junto con otras obras como “Cama y cuento”, en la que se ha dedicado a escribir desde Asturias, donde ha compaginado su pasión por la escritura con visitas a centros educativos y bibliotecas para impartir charlas sobre sus libros.

 

También es uno de los máximos responsables del Bubisher, un conjunto de bibliotecas y bibliobuses que se esfuerzan por llevar la literatura contemporánea a los campamentos de refugiados saharauis que hay en los alrededores de Tinduf-Argelia. Una iniciativa que lleva en activo desde 2008 y que se adentra en la peor cara del Sáhara para abrir nuevos horizontes entre los más jóvenes.

 

Un escritor que puede presumir de tener una “extraordinaria calidad del conjunto de su obra” y, además, “una amplia y brillante trayectoria profesional”, tal y como se afirmaba cuando se le entregó el Premio Cervantes Chico el pasado 2017. Un autor que, además, ha reforzado su figura como persona entregada con las causas ajenas, dispuesta a ayudar a extender la literatura incluso entre los más desfavorecidos.

 

Gonzalo Moure tenía claro que quería escribir para el mundo, y sus obras han afianzado su intención, consiguiendo calar entre niños y jóvenes por igual, con mensajes que les ayudan a crecer no solo físicamente, sino también como personas. El suyo es un historial de publicaciones de lo más dilatado, pero en el que nunca ha dado un paso atrás en la calidad ni en el afán por concienciar a los lectores.